En el Templo de Debod

Hace más de veinte años visité el Templo egipcio de Debod, situado en el Parque del Oeste de Madrid.

Revisaba entonces unas cartelas recién instaladas desde el estudio de Museografía en el que por entonces trabajaba.

El sábado pasado volví, esta vez en familia, gracias a un proyecto escolar de tercero de infantil en el que nuestra hija disfrutó mucho aprendiendo.
Quisimos integrar sus conocimientos en un contexto real, patrimonial y cercano.

Los jeroglíficos y relieves en las piedras, las columnas con capiteles de lotos, las estrechas escaleras, y las maquetas fueron el contexto de nuestra aventura en familia.

El pensamiento simbólico y la noción de tiempo ayudaron a viajar en el espacio a pesar de estar en nuestra ciudad.

Este templo, procedente de la Baja Nubia, fue construido hacia el año 200 A.C. como homenaje al dios Amón. En Madrid lleva ya cincuenta años tras su traslado, piedra a piedra.

Hablamos con los vigilantes y nos contaron anécdotas del monumento.

Fue un tiempo bonito de ocio de calidad y en familia. Estuvo lleno de diálogo, de preguntas, de una espera de hora y media de cola tras unas italianas que hicieron más internacional la visita.
Fue un tiempo abierto a la imaginación y la interpretación.  Inventamos historias y observamos mucho. 

La visita al Templo de Debod fue  lúdica, una oportunidad para crecer en relaciones interpersonales, en apego y amor recíproco entre los tres. Una experiencia cultural que deja buena huella en nuestra memoria. 



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Beatriz Rodríguez-Rabadán Benito

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