La Belleza Liberada del Museo del Prado

27 de septiembre de 2013 en el Paseo del Prado madrileño. Compro la entrada (14€) sin esperar cola y paso a ver la BELLEZA ENCERRADA. Dispongo de una hora para disfrutarla y sacar jugo de las 281 Obras de Arte expuestas. 

Menú del día: 281 Obras de arte de pequeño formato, íntimas, exquisitamente restauradas por los técnicos del Museo, para apreciar la técnica y la intención del artista, del soporte, de la iconografía.
 
No quiero empacharme. En este menú de 17 platos (diecisete salas con magníficas Obras) solo pretendo sorprenderme con aquellas que me "hablen" a mí directamente. 

Camino despacio. Miro alrededor y con la guía de mano bajo el brazo hago el propósito de no leer y de mirar de cerca. Agradezco a la curadora Manuela Mena que no haya puesto cartelas y que haya jugado con "ventanucos" en las paredes que ayudan a conectar obras de diferentes salas. Mirar alrededor y escoger lo que te atrae mirar es como entrar en un escaparate en el que seleccionas tu prenda favorita. 


Puede ser un color, un formato, un tema, un autor el que te enganche a conectar con la Obra de Arte. Entonces merece la pena acercarte a esos escasos 50 cm que te separan del original y contemplar la riqueza narrativa, la BELLEZA ENCERRADA en esa pequeña creación.






El título de la muestra evoca que son cuadros de devoción y gabinete de la Colección del Prado, almacenados en su gran mayoría. Por eso, la Belleza encerrada en cada uno durante su tiempo de oscuridad ha permitido que las excelentes condiciones de conservación y la exquisista restauración de cada uno haga posible ahora que podamos mirarlos con admiración y sorpresa.

Casi cinco siglos de Historia del Arte europea en esta pinacoteca. Maestros de la pintura que dejan con la boca abierta y sorprenden por la audacia de su pincelada, concepto e iconografía. No puedo escoger ningún favorito pues me han fascinado los bocetos de Goya, Rubens, el Greco y las pequeñas escenas de devoción como las de Rafael. 

Más audaz me pareció buscar las lágrimas de los personajes, observar los escorzos y composiciones de las repletas de personajes que nos hablan del gusto de una época, de la elegancia de las telas y salandalias, de la moda de sus personajes aplicadas a un tema mitológico o de devoción.

Y por supuesto, algo transversal que recorre todas las salas es el sugerente reclamo al paso rápido del tiempo. La Vanitas. Y como protagonista de la Historia, Jesucristo. Dios. Alfa y Omega. Enclave de la Historia de la Humanidad. Pero Cristo representado casi siempre como Niño en brazos de su Madre, María. Y jesucristo representado como CORDERO sacrificado. Manso. Cristo como Bodegón que se sacrifica para Salvar a los Hombres. Cristo como COMIDA en la Eucaristía para seguir presente en el mundo desde entonces.

Los cuadros de devoción, íntimos, fueron pintados por encargo para la contemplación y devoción privada. Hoy son numerosas las miradas de públicos diversos que desde las Slas de un Museo, fragmentadas, cobran nuevos significados.

Te invito a ver la exposición y desencerrar la Belleza con tu experiencia personal. 
Y ver este video del AGNUS DEI de Zurbarán, explicado por el experto del Museo del Prado Javier Portús.
 

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