EN TÁNDEM POR MANHATTAN

Si visitar Museos ha de ser una experiencia de ocio y divertida, te planteo una nueva manera de hacerlo.

En Tándem por Nueva York. En pleno Manhattan, recorrer Central Park, y lanzarte a la "ruta de los Museos en la gran manzana". Para mí fue algo muy divertido.

Las seis de la tarde es buena hora para evitar encontrarse con muchos peatones. Desde el Metropolitan hasta el Guggenheim pasando por el Withney Museum. Pero ve con casco ... por si las moscas. Ir con alguien siempre es bueno porque compartes la experiencia: pedalear a la vez y con ritmo, hablar de mil cosas, incluso cantar.

 Ver los Museos de esta forma permite apreciar muchos matices que suelen pasar desapercibidos. El Museo como espacio-hormiguero. Ver desde lejos los edificios mientras pedaleas te permite valorar desde la perspectiva la dimensión de los mismos. El espacio físico que ocupan dentro de una ciudad y la capacidad de concentración de personas que pueden acercarse.


Los Museos como las ciudades, respiran. Son pulmones de los barrios dónde se localizan. Sobreviven al tiempo. Envejecen y se transforman  con cada Exposición.

El Museo cada vez tiene un papel más importante como agente de educación y entretenimiento. Tiene capacidad de acoger a todo tipo de públicos, de mezclarlos, de crear marcos de convivencia y diversidad. Visitar Museos con frecuencia ofrece la oportunidad de dialogar con amigos, con familiares, con colegas, con gente nueva, incluso con uno mismo en silencio.

Los Museos son espacios de encuentro. Y vistos desde un Tándem, en una tarde de primavera, se convierten en una experiencia que ya le hubiera gustado al mismo Baudelaire compartir. Seguro.



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